CAPITULO 3: ESCUPIR Y SACAR BRILLO

 

El verano 1977 fue un momento genial para empezar una banda –teniendo en cuenta que eras menor de 20 años, no podías cantar, no podías tocar, no podías escribir canciones y querías ser revelación amateur. El Reino Unido estaba teniendo su cambio más profundo en música popular durante una década ya. Cientos de bandas salían por todo el país en rebelión contra los astutos profesionales sin alma que habían venido a dominar el escenario de la música.
El sueño del rock´n roll del niño con granos subido muy nervioso en un escenario para hacer sus canciones había sido hecho añicos. En mitad de los setenta, una estrella de rock había pasado a ser un chico graduado en la universidad de 27 años, con tres años de conservatorio tras el, escondido detrás de un montón de teclados y tocando una suite de tres piezas sobre duendes en Marte.
El “rock”se convirtió en sinónimo de albums, preferiblemente tres LP lleno de grandes temas, música pellizcada de los clásicos y letras capaces de llenar almohadones. Pomposidad, presumida satisfacción de ellos mismos y una inflada forma de ver a los músicos. Los fans esperaban años para que se formase la última pieza maestra en estudios con la más nueva tecnología, casi rozando lo exótico, en playas de palmeras.
Las “super strellas” pasaban la mayoría del tiempo haciendo giras en América en super jets, parando a tocar en frente de millares de personas en estadios de fútbol para lo que pagaban sumas colosales de dinero. Su hobby más acusado era lanzar televisiones por la ventana del hotel.
El Reino Unido representaba un esbelto estilo, de este modo, era rara vez visitada. La duración de estas giras era determinada por las reglas internas refiriéndose a la residencia para conceptos de impuestos. Los super grupos tocaban largas sesiones en gigantes locales en una atmósfera de solemnidad. La audiencia se sentaba quieta, se le obligaba a no aplaudir en mitad de una canción, escuchaba los interminables solos y miraba los apocalípticos efectos de luces.
Eso era a malas penas rock´n roll.
Las listas de singles funcionaban para el beneficio de las estaciones de radio, con sitio para las baladas sentimentales, prototipos de albums demasiado trabajados, y la música de los quinceañeros.
Efectivamente, la música popular había sido cortada de sus raíces; niños de la clase trabajadora estaban entrenados. La frustración y el enfado estaban a la orden del día. Los primeros signos de descontento aparecieron en 1976. En 1977 el punk rock estaba en pleno auge.
En Londres, los chicos subían al escenario con su traje de buzo para una audiencia que les escupía cerveza ( y lanzaba la lata si la banda era buena de verdad).
Instrumentos de destreza eran tabú, aunque un rudimentario conocimiento era preferible para evitar daños serios. Las canciones eran más rápidas que la luz, las letras se repetían hasta la saciedad y la banda tenía espasmos después de dos minutos. El tono de las canciones iba entre odio y aburrimiento, los cantantes escupían su rabia a la sociedad, familia, pais, a todo con monotonía.
Era importante ser joven y asqueroso, para enfatizar la insatisfacción con el mundo adulto de alrededor con las ropas rotas que llevaban y la música inarticulada. Podría haber sido ordinario, pero trajo otra vez un sentimiento y pasión por el rock´n roll. Temporalmente cortó la armada de mentes, contables, trabajadores, expertos en tasas y hombres de negocios los que mantuvieron a las super estrellas aisladas de sus fans, y le dieron a la banda y a la audiencia unos roles equitativos durante las actuaciones.
El embrión de Dire Straits se formó de los dos campos, el talento musical de una parte y la pasión de la otra. Escribieron y tocaron canciones con mucha fuerza en un momento en que esa música no estaba de moda.
Inevitablemente, tuvieron que hacer su primer debut en un festival de punk. Utilizaron el nombre de la antigua banda de Mark, Café Racers –Dave tenía incluso camisetas con el nombre –y tocaron en la grasienta zona detrás de Farrar House en Julio de 1977.
John sonríe: “Eran unas 30 bandas de punk aquel día. Todos caminaban por la calle con tambores, cubos, guitarras con tres cuerdas –era el grupo más vergonzoso de músicos que nunca había visto. En realidad no los llamaría músicos, estaban allí para reírse.
“Se levantaban y empezaban a cantar “mi viejo es un cerdo y odio a mi jodida madre” –todo esto desentonando. Nadie aplaudía con lo que la banda paraba y decía “Vamos a hacer el jodido bis ahora, vais a aplaudir o qué, bastardos?, bien, lo vamos a hacer de todos modos. Onetwofreefour y salía otra canción. Todo esto era regocijante”.
Los Racers tocaron una media hora, antes de Squeeze, que era la banda más importante en Deptford por aquellos días. El set incluía originales como “Sultans of Swing”, “Down to the Waterline”, “Southbound again” y “In the gallery” mezclado con algunas canciones de Ry Cooper y la canción de Brenda Lee “Sweet Nothin´s”. La deliciosa “Wild West End” con Mark en su National se perdió por toda la audiencia, como si un viento fuerte se hubiese llevado parte de la música.
“Fue un buen concierto, lo pasamos muy bien” recuerda Dave.
Su segunda aparición fue poco después. Y en la Deptford Albany, como teloneros de Squeeze, la banda tenía un nuevo nombre.
John explica: “estábamos buscando nombre todo el tiempo. Un amigo de Pick sugirió Dire Straits, principalmente refiriéndose a nuestras situación financiera y todos dijimos: “ese nombre es genial!” Pero fuimos los únicos que pensamos así. El resto de la gente pensaba que era terrible. La primera vez que conocimos a Ed Bicknell dijo: “Podeis cambiar el nombre?” Y Johny Stainze de Phonogram dijo “la banda es genial. Pero el nombre –qué vamos a hacer con ese nombre?”.
Siguieron más conciertos, pero era una existencia precaria, especialmente después de que Mark dejase su trabajo. Era difícil encontrar trabajo como John, que pasaba mucho tiempo buscando donde poder hacer conciertos, pudo notar. “Llamaba a Hope & Anchor y gente así y me preguntaban si éramos una banda de punk. Cuando les decía que no, me decían: “lo siento, sólo cogemos bandas de punk”. La gente no estaba interesada en bandas de rock´n roll rítmico tocando sus propias canciones. Querían a alguien que iba a ir y a escupir sobre todo el mundo”.
La economía de tocar en los pubs pequeños de Londres era comer lo que se ganaba. Unas ganancias de 50 libras era alquilar un PA y gasolina; un concierto de 75 libras necesitaba un PA más grande, lo que suponía un coste más alto y la banda acababa con suerte con 3 ó 4 libras limpias por noche de concierto, lo cual era como una semana de trabajo.
“Fue bastante duro durante un tiempo pagar la renta” dice John. “Solía cocinar un poco en el piso. Solía hacer esos grandes stews y sopa de lentejas, cosas así, que aguantaban durante un tiempo”.
Mark añade: “habíamos dejado nuestros trabajos para darlo todo por la banda, pensando, que demonios, esto es en lo que realmente creemos y esto es lo que realmente queremos hacer. Y eso fue lo que hicimos. Era de verdad un acto concertado de querer algo, y tuvimos que conducir mucho. John y yo nos movíamos mucho intentando conseguir cosas, conseguir cables, conseguir amplificadores y altavoces arreglados, reservando los conciertos. Fue muy bueno que tuviese a John conmigo entonces porque nos animábamos a intentarlo con más fuerza”.
Los ahorros más potentes se guardaban para grabar una demo en los Estudios Pathway aquel verano.
“Es un estudio pequeño en Islington” explica Chas Herington, ahora a cargo de las luces de Dire Straits. “Yo trabajaba allí como ingeniero y reservaron un fin de semana como los Café Racers. Tocaron 4 canciones. El resto de la gente estaba haciendo cosas de la nueva ola y yo estaba haciendo muchos actos de Staff –the Dammed, Wreckless Eric, gente de ese tipo”.
Las canciones que tocaron fueron “Sultans of Swing” –para aquellos que la han oído es la mejor versión grabada –“Wild West End”, “Down to the Waterline” y “Water of Love”, donde todas fueron grabadas otra vez en el primer album. También hicieron “Sacred Loving”, una canción escrita por Dave que pronto salió del set.
El problema sobre qué hacer con la cinta fue solucionado cuando John se acordó de Charlie Gillet, al cual él llamó para pedirle consejo cuando él y su ex novia estaban abriendo la tienda de discos. Charlie presentaba un programa en la Radio BBC de Londres, que se emitía a mediodía los domingos, y que tenía una reputación excelente porque ponía música que no estaba de moda en esos momentos pero era de calidad, incluyendo cintas que le enviaban las nuevas bandas. John le mandó la cinta de los Straits para que le diese su opinión, pero Charlie quedó impresionado y la puso una y otra vez en la radio aquel domingo sin decírselo a la banda que estaban ayudando a un amigo a mover los muebles de su apartamento con lo que se perdieron el programa.
Hubo una reacción inmediata. Varios hombres de la compañía de discos A&R escucharon la cinta y quedaron muy impresionados. John Stainze de Phonogram estaba en la ducha, salió y se quedó mirando la radio, mojando la alfombra. Otra persona de la A&R conducía por las afueras de Londres, paró su coche en la cuneta porque iba perdiendo la señal de emisión conforme seguía conduciendo. La cinta siguió en la radio durante varias semanas y pronto tuvieron una considerable cola de ejecutivos de compañías de discos esperando para ver a Dire Straits en acción.

Dave recuerda la excitación: “Charlie puso aquella cinta hasta la saciedad en la radio. Vaya que si lo hizo. Y la ponía con una actitud como: “Ahora, para, escucha, esta es lo más importante que tengo para poneros hoy”. Fue como ganasr al billar –cuantas bandas consiguen algo así? Hoy en día, que pongan una demo en la radio no es nada del otro mundo, pero por aquel entonces era realmente algo importante.
“Charlie nos hizo un gran favor. Estaba muy enfadado porque no consiguió que firmásemos con su compañía, pero fue muy honesto diciendo que el pensó que una compañía más grande nos haría mucho bien. Podría haber venido y haber dicho “mirad, os pongo la cinta en la radio si hacemos un trato”. Pero no hizo nada de eso. Fue genial. Fue el mejor descanso que una banda puede esperar”.
Hubo un murmullo definitivo en el aire sobre la banda a partir de ese momento. Los críticos de música fueron a los conciertos, aunque las entrevistas primeras iban principalmente sobre quien era la mayor influencia de Mark. Los principales eran J.J. Cale y Ry Cooper, ambos guitarristas que utilizaban un estilo parecido aunque Captain Beefheart, Randy Newman, Lou Reed, Bruce Springsteen, Little FEat y Eric Clapton también estaban ahí. La opinión generalizada era que la banda era americana en sonido y en estilo, lo cual era la completa antitesis de la mayoria de la música que se tocaba en Londres por aquellos tiempos.
Por las noches, la cantidad de trabajo empezó a aumentar. Durante el día, John y Mark iban de compañía de discos en compañía de discos, escuchando ofertas, hablando de un futuro.
Particularmente John, sabía que este era un momento crucial. “Queríamos saber algo sobre los negocios de las compañías de discos. Cuando no sabes nada y todo el mundo te dice que la cinta es lo mejor que han escuchado desde el pan cortado, piensas, “Que está pasando aquí? Nos volvimos muy cuidadosos. Al final de cada día nos solíamos sentar y hablar sobre todo ello hasta que nos dábamos cuenta de lo que queríamos. Todos los tratos que se estaban haciendo eran de cómo mucho un album, pero nosotros queríamos por lo menos cuatro o cinco albums para que la banda tuviese tiempo a desarrollarse”.
Las compañías de discos estaban impacientes para firmar con Dire Straits –pero con sus propias condiciones. Uno nos ofreció 1.500 libras para grabar el primer album, lo cual hubiese sido “tirarlo a la pared para ver si se pega”. Otra les llenó de bebidas y drogas para conseguir que firmasen en la linea de puntos.
Dave recuerda viendo a un hombre de la A&R en un concierto en King´s Head en Islington con los ojos cerrados y su cabeza alta. Obviamente estaba en un estado de éxtasis porque pensaba que iban a firmar con nosotros. Recuerdo pensar, que esto no iba nada mal. Pero no tenía la experiencia para compararlo con nada más. No sabía que el que saliese bien en un concierto en un pub de rock significaba mucho. Yo pensaba que éramos buenos, pero simplemente te climatizas a hacer buena música; no sabía si esto llegaría a alguna parte”.
Por recomendación del periodista Richard Williams, la banda se fue a ver al abogado Robert Allan, quien retomó las negociaciones. Finalmente consiguieron un trato aceptable con Phonogram y firmaron en el otoño de 1977, para el gusto de John Stainze, que había presionado bastante el caso. Como resultado, Mark consiguió un contrato de publicación de sus canciones con Rondor.
Contrariamente a la opinión popular, las bandas no se vuelven millonarias de un día para otro tan pronto como firman un contrato con la discográfica; en el caso de Dire Straits , la cifra de seis números por la que fue supuesto en un principio, no existía de momento. El trato fue de cualquier modo, un buen trato y bastante inusual para una banda nueva y que les permitía 3 albums antes de que la compañía decidiese deshacerse de ellos.
La banda recibió algún dinero al firmar, pero la mayoría de ese dinero se fue para pagar la grabación del disco –más de 25.000 libras sin bases recuperables, esto es, sin ninguno de los costes que venían de los royalties de la banda. (Subsecuentemente, el contrato fue re-negociado y los tres primeros albums costaron más de 150.000 libras de hacer; el cuarto Love Over Gold solo, costó unas 110.000 libras).
La necesidad urgente de Dire Straits ahora mismo era conseguir un manager que les organizase sus carreras y les ayudasen a salir de los pubs y clubs y hacer giras de verdad. John Stainze contactó a Ed Bicknell a principios de Diciembre de 1977 para decir que Phonogram había firmado con Dire Straits y necesitaban un agente para conseguirles conciertos.
Ed estaba trabajando con la agencia NEMS, principalmente consiguiendo giras para actos de la nueva ola americana. Un batería que tocaba en una banda con John Whetton (ahora con Asia) el cual se fue a Mogul Thrash y luego se convirtió en Average White Band –donde Ed y John fueron despedidos por no ser escoceses.
El se convirtió en agente y consiguió escalar en su carrera haciendo de manager para un par de bandas comerciales sin demasiado éxito, Isotope y The Surprise Sisters.
Su carrera estaba en lo más bajo cuando recibió la llamada de John. “Pensaba en dejar el mundo de la música. Acababa de hacer una gira con Richard Hell y The Void-Oids que casi acabó conmigo. Fue el peor grupo con el que he tenido que ver”.
Ed se fue a las oficinas de Phonogram, escuchó la cinta de Charlie Gillet y quedó impresionada inmediatamente. Fui invitado a cenar –“la comida griega más barata que he comido en mi vida –y llevado a Dingwalls, el club en el norte de Londres. En cuanto entraron, Dire Straits ya estaban con su primera canción “Down to the Waterline”.
“Lo primero que noté fue que no era necesario estar al fondo de la sala; eran muy tranquilos. Acababa de hacer The Ramones, que fueron ensordecedores. Te empapabas de su música tan pronto como entrabas en el local –podías incluso caminar hacia delante del todo sin que te empujasen por la espalda.
“La segunda cosa que noté fue que Mark estaba tocando una Stratocaster roja, que inmediatamente me hizo pensar en Hank Marvin, al cual había idolatrado en los sesenta. Y de una forma u otra, fui atraído por sus canciones. Lo que estaban tocando fue lo que consecuentemente salió en su primer LP, más algunas canciones. Esencialmente estaban haciendo un tipo de música americana, cosas como “Eastbound Train”, “Southbound again” y la versión jazzy de Chuck Berry, “Nadine”.
“En la segunda o tercera canción me fui hacia Stainze y le dije: “me gustaría ser el manager de esta banda, son geniales. Te digo una cosa John, te daría el 5% de lo que haga con ellos, pero consígueme este grupo”. Y él me dijo: “Joder Ed, eso no es necesario!”. Estaba muy excitado –no sabía como hacerlo para tenerlos. El concierto terminó y Stainze me llevó a lo que se suponía que eran los camerinos. Cuando entré, me caí encima de la Strat roja. Y todos me miraron como diciendo “Qué está haciendo este perro?”.
John afirma: “Llevaba ese abrigo con el cuello de piel y el pelo blanco”
Al día siguiente, Mark, John y Dave fueron a la oficina de Ed., la cual había sido transformada rápidamente en una oficina de un gran manager.
“Hice que mi secretaria hiciese sonar el teléfono muy a menudo para dar la impresión de que recibía muchas llamadas, y cogía el teléfono y decía “Ni de coñas! 5.000 libras!! Ellos estaban sentados en esas sillas de plástico encantados con todo esto”.
Ed estaba en aquellos momentos reservando una gira británica con Talking Heads, y le ofreció a los Straits ser los teloneros. Les dio copias del disco de los Heads del 77 y los tres músicos salieron de allí para pensar la oferta. Dave estaba renuente; Mark and John pensaron que Ed estaba completamente loco, pero parecía saber lo que estaba haciendo. Lo llamaron al día siguiente y aceptaron; las ruedas se acababan de poner en movimiento.
“Lo que les dije que nunca deberían hacer, que he oído fue la razón por la que vinieron conmigo, fue que nunca deberían firmar un contrato de agencia con nadie más sólo NEMS. Esto les impresionó aparentemente. Para mi era posible ser el manager de Dire Straits mientras que todavía trabajaba para NEMS desde diciembre de 1977 hasta Febrero de 1979 y al irme virtualmente nadie sabía lo que estaba pasando. Y utilicé su nombre, sus teléfonos, su telex, sus secretarias.
“Pasa muy a menudo que la gente de las agencias terminan siendo managers de diferentes artistas bien porque no tienen manager o porque el que tienen es un incompetente. Quiero decir que de los managers con los que trabajábamos desde allí, diría que un buen 70% eran totalmente incompetentes, con lo que siempre acababas haciendo su trabajo. Por ejemplo, en aquel punto, ninguno de los actos de The Sire tenía manager. Lo único que lamento del éxito de los Straits fue que perdí a Talking Head por falta de tiempo”.
La gira con los Talking Heads empezó el 20 de Enero de 1978: a los Straits se le pagaban 50 libras por noche por un set de 50 minutos. Ambas bandas se quedaban en los mismos hoteles, viajaban en el mismo bus y usaban el mismo equipo. No era una vida de lujo pero desde luego mucho más que a lo que estaban acostumbrados los Straits. La verdad es que fue divertido.
John es entusiasta: “Trabajar con los Talking Heads fue genial. Conseguíamos tener pruebas de sonido que era casi impensable para unos teloneros. Teníamos bises casi todas las noches y funcionaba bastante bien. Tocábamos conciertos medianos, nada gigantesco. Una universidad con unas mil personas era lo máximo, creo”.
Ed le da la razón: “Fue una gira muy feliz. Las bandas habían tocado juntas subsecuentemente en estivales y eran muy buenos amigos. Creo que los Straits estaban un poco atónitos por el hecho de que Tina Weymouth nunca había cambiado las cuerdas de su bajo. Los Heads vieron a los Straits cambiando las cuerdas de sus guitarras una noche y creo que David Byrne o Jerry Harrison les preguntó por que lo hacían. Cuando examinaron las guitarras de los Heads vieron todas estas cuerdas oxidadas porque tampoco las limpiaban. Después de aquello, los Heads empezaron a comprar cuerdas y a limpiar sus guitarras”.
Al estar con las dos bandas, Ed estuvo con ellos de gira y tuvo la oportunidad de conocer sus nuevos cargos.

“Me gustaron todos el día en que los conocí, pero pronto fue muy aparente que cada uno tenía su pequeña caja. Mark siempre parecía un poco el raro, principalmente por su manera de hablar, que es con largas pausas. Tenía una forma muy especial de expresarse, con lo que nunca estabas seguro del todo de lo que pasaba por su cabeza o si quería decir algo diferente. Podrías estar hablando y de momento el diría algo que no tiene nada que ver con lo que se estaba hablando en ese momento.
“David sufría del síndrome del hermano menor. Esto se manifestaba en él quejándose todo el tiempo –creo que era porque el no podía hacer un gran impacto musical en el contexto en el que estaba por aquellos tiempos. Y esto continuó durante todo el tiempo que estuvo en el grupo. Mientras que nos hacíamos más y más famosos, sus quejas se hacían peores y peores. Pero incluso entonces se quejaba de los monitores, o los amplis o el hecho de que Chris y Tina estuviesen sentados junto a la calefacción en el autobús. No le gustaba el hotel, o lo que fuese.
“La cabeza de John siempre estaba por encima, lo llevaba todo. Sabía exactamente de los negocios del grupo. Puede que él no sea el Jaco Pastorius del rock, pero ha hecho una gran contribución. Es casi como una punto centrífugo que todo el mundo gira, porque saben que tendrá esa actitud sensible hacia todo. Entiende de dinero y cosas así –por ejemplo, él llevaba la contabilidad en trocitos de papel con un lápiz. El es probablemente el que más se parece a mi. Puedo llamarle y discutir la devolución del IVA con él, algo en lo que Mark nunca estaría interesado –y tampoco hay razón para que lo esté, por supuesto.
“Pero es muy práctico tener a una persona en la operación en la que todos confían. Quiero decir, que confían en mi, pero él estaba en su propio campo –él sabía que no estaba robando dinero de ellos, o que Joe Bloggs no es el promotor.
“Pick era un misterio –todavía lo es de alguna forma. La experiencia de Pick en grupos había consistido en encantamientos con gente como Dave Edmundo, toando “Sabre Dance” más y más rápido, y Bert Jansch y Ralph McTell y todo ese tipo de cosas. Creo que Pick probablemente volvió a mirar a sus años musicales formativos. El estaba encantado. Creo que una de las razones de por que ha vuelto a Rockfield es porque fue uno de los periodos más felices de su vida. Pero probablemente estaba en la miseria, viviendo de latas de judías y consiguiendo 5 libras a la semana en las sesiones con Bert Jansch.
“Siempre estaba un poco apartado de los otros tres. Además de eso, John, David y Mark vivían en la misma casa, Pick llegó a la banda el último, era mayor que los otros y tenía más experiencias con bandas que los otros. Creo que él era más amargo por todas las cosas que le habían pasado. De cualquier modo estaba un poco más separado de los otros tres y conforme pasaban los años, esto se fue haciendo más obvio. Por ejemplo, él nunca venía a las reuniones, no expresaba ningún contento o entusiasmo sobre nada. Con los otros, habían un interés genuino en la forma en que se desarrollaba su carrera y lo que pasaba a la música que estaban creando. Pick nunca tuvo eso, en realidad.
“La banda estaba estructurada muy democráticamente, lo cual no funciona. En algunas bandas, la razón por que el bajo consigue su horrible canción en la cara dos es porque es democrático. No funciona de esa forma. Supongo que en un sentido era más democrático musicalmente de lo que es ahora, pero entonces, la música era más simple”.
John dice: “creo que siempre estuvo en el fondo de mi cabeza, que la banda siempre sería un vehículo para las canciones de Mark. Esa es la forma en la que empezó, la forma en la que se desarrolló y la forma en que presumiblemente seguirá hasta que pase algo más. No me importa. Creo que una de las razones por las que una banda se hace famosa y mantiene ese éxito es que hay algo con lo que la gente se puede sentir identificada. Pienso que puede ser un poco confuso si tienes una banda democrática donde cada uno hace sus propias canciones. Para una mayoría de gente, su interés por la música es periférico, con lo que necesitan un centro, un punto focal”.
Mientras que la banda formaba su camino por el país con Talking Heads, la búsqueda se centraba en un productor para el primer album, no era una tarea fácil para una banda que no era conocida tocando música que no estaba de moda.
La lista corta se componía de dos nombres: Pete Gage que solía tocar con Vinegar Joe, y Muff Winwood. El hermano de Steve Winwoodhabía sido miembro del Spencer Davis Group que había tenido una serie de éxitos durante los sesenta, incluido el clásico de “Gimme some Loving” y era un productor respetable. Winwood tenía tiempo y los Straits fueron a los Estudios Island, en Basing Street, al oeste de Londres el 14 de Febrero.
El material era básicamente el mismo de los conciertos, aunque se omitieron un par de canciones: “Sacred Loving” de la demo original; Nadine de Chuck Berry; “Real Girl”, una canción divertida con las letras basadas en un anuncio de la revista londinense Time Out y “Eastbound Train”, un boggie directo que apareció después en un album recopilatorio y como la cara B de “Sultans of Swing”.
John continúa: “Nos dieron tres semanas para hacer todo el album, lo que por aquellos tiempos parecía muchísimo tiempo para utilizar el estudio, pero por supuesto, resultó que necesitamos una semana más y después de pelear por ella, la conseguimos. Conocíamos todas las canciones virtualmente, pero cuando llegamos a los estudios, tuvimos que empezar desde abajo y trabajarlas todas de nuevo. Y cuando las despellejamos del todo sonaban mucho mejor, por eso las dejamos así”.
Ed dice: “Las dos cosas que recuerdo es que Muff le decía constantemente a Pick de tocar tiempos en vez de llenos, y Pick estaba hasta las narices de todo esto. Y la otra coas era que Muff seguía diciéndoles: “Si os compenetráis lo vais a hacer bien, chicos. No os preocupéis e intentad compenetraros” .
“De la fortuita forma que todo esto estaba pasando, Muff tenía su tiempo de estudio y su presupuesto y estoy seguro que tuvo que ver con su actitud: “Vamos a grabar esto ya”. Quiero decir, el aceptó 500 libras por adelantado en vez de el 50% del royalty, lo cual consecuentemente fue un montón de dinero. El es muy filosófico al respecto.
“No habían muchas ideas que los de fuera pudieran dar sobre el album, en realidad. Las canciones se sujetaban por si mismas. Nadie vino a decirles de poner un sintetizador. John Steinze intentaría meter un par de ideas y Muff también, pero básicamente, lo que grabaron fue lo que estaban tocando en la gira. Si se hubiese hecho un disco en directo, no hubiese habido casi diferencia.
“Yo no influencio la elección de las canciones. Puedo ir a los ensayos y decir: “no creo que esta canción funciona” o lo que sea, pero generalmente hablar por aquel entonces sobre música dependía de ellos. Ahora depende de Mark. Phonogram nunca ha interferido artísticamente pero desde el principio, hemos hecho las cosas a nuestra manera. Es un poco como si fuésemos un pequeño planeta que está unido con el cordón umbilical a Phonogram, enviamos la música y ellos nos envían los discos”.
Dire Straits el album debut es una realización increíble. Incluso hoy en día, la música suena fresca e inspirada. En aquel tiempo fue una revelación, relajante y estimulante, cuando todo lo de alrededor intentaba reclamar atención expresándolo con riffs repetitivos hasta la saciedad. Era el calor, sentimiento sin complicaciones de lo mejor de la música americana del momento, ecléctico en sus influencias. Viene del rock´n rol, country y blues pero se queda líricamente y vocalmente muy británico. El como tocan, más acusado en Mark, por supuesto, es sin protestar pero inspirado. Por primera vez en años había aparecido un guitarrista que tenía algo fresco que decir. Si hay algo, es la modestia de la guitarra principal, elevando los momentos más dramáticos con pausas antes que llenar cada vacío con acordes.
Lo que más hay que destacar, es que este album es un album de canciones melódicas y con fuerza. Todo lo demás está ahí para servirlas. El album está hecho de forma cronológica, una secuencia de eventos en la vida de Mark. La canción de apertura “Down to the Waterline”, vuelta a las memorias de Mark paseando por el río Tyne. Las cuatro canciones restantes de la primera cara se refiere a infelices historias de amor, lo más probable es que viniesen de la ruptura de su matrimonio.
De este modo, en la suave “Water of Love” canta: Una vez tuve una mujer que pude decir que era mía/ Una vez tuve una mujer, pero esa mujer se fue. En la cortante “Setting me up”: Todo lo que querías era un poco de acción/Ahora hablas de otro hombre. En la obsesiva “Six-blade Knife”: Todo el mundo tiene un cuchillo que puede ser lo que quieran que sea/ una aguja, una mujer o algo que no puedes ver. En “Southbound again” empieza: Aquella mujer con su amante/ él no quiere volver a ver su cara otra vez, pero termina con una nota optimista: Ahora mismo estoy harto de vivir/ pero voy a seguir intentándolo.
La cara dos lleva la historia a Londres, con “Sultans of Swing” la canción más infecciosa y memorable del disco. Sigue con “In the Gallery” inspirada en una visita a una galería de arte con John pero también hecha a raiz de un amigo escultor. Y hay dos canciones ricas en imágenes sacadas de los paseos de Mark en la capital: “Wild West End” una de las favoritas de los tempranos días de Dire Straits y “Lions” escrita al tiempo que se grabó.
Pero las canciones tienen más dentro que una perspectiva personal de Mark, su vida y sus sentimientos: hay un mensaje universal. “Sultans” por ejemplo es un retrato acusado de una específica banda amateur pero que comunica la alegría de todos los músicos en crear y comunicar. Fue un debut que prometía mucho bueno para el futuro.
Con el album en la lata, una pequeña fiesta para celebrar que habían terminado la grabación para los miembros de la banda y la compañía de discos en un pequeño restaurante en Portobello Road. Tenían algo que celebrar.