El verano 1977 fue un
momento genial para empezar una banda –teniendo en cuenta que eras menor
de 20 años, no podías cantar, no podías tocar, no podías escribir
canciones y querías ser revelación amateur. El Reino Unido estaba teniendo
su cambio más profundo en música popular durante una década ya. Cientos de
bandas salían por todo el país en rebelión contra los astutos
profesionales sin alma que habían venido a dominar el escenario de la
música.
El sueño del rock´n roll del niño con granos subido muy nervioso en un
escenario para hacer sus canciones había sido hecho añicos. En mitad de
los setenta, una estrella de rock había pasado a ser un chico graduado en
la universidad de 27 años, con tres años de conservatorio tras el,
escondido detrás de un montón de teclados y tocando una suite de tres
piezas sobre duendes en Marte.
El “rock”se convirtió en sinónimo de albums, preferiblemente tres LP lleno
de grandes temas, música pellizcada de los clásicos y letras capaces de
llenar almohadones. Pomposidad, presumida satisfacción de ellos mismos y
una inflada forma de ver a los músicos. Los fans esperaban años para que
se formase la última pieza maestra en estudios con la más nueva
tecnología, casi rozando lo exótico, en playas de palmeras.
Las “super strellas” pasaban la mayoría del tiempo haciendo giras en
América en super jets, parando a tocar en frente de millares de personas
en estadios de fútbol para lo que pagaban sumas colosales de dinero. Su
hobby más acusado era lanzar televisiones por la ventana del hotel.
El Reino Unido representaba un esbelto estilo, de este modo, era rara vez
visitada. La duración de estas giras era determinada por las reglas
internas refiriéndose a la residencia para conceptos de impuestos. Los
super grupos tocaban largas sesiones en gigantes locales en una atmósfera
de solemnidad. La audiencia se sentaba quieta, se le obligaba a no
aplaudir en mitad de una canción, escuchaba los interminables solos y
miraba los apocalípticos efectos de luces.
Eso era a malas penas rock´n roll.
Las listas de singles funcionaban para el beneficio de las estaciones de
radio, con sitio para las baladas sentimentales, prototipos de albums
demasiado trabajados, y la música de los quinceañeros.
Efectivamente, la música popular había sido cortada de sus raíces; niños
de la clase trabajadora estaban entrenados. La frustración y el enfado
estaban a la orden del día. Los primeros signos de descontento aparecieron
en 1976. En 1977 el punk rock estaba en pleno auge.
En Londres, los chicos subían al escenario con su traje de buzo para una
audiencia que les escupía cerveza ( y lanzaba la lata si la banda era
buena de verdad).
Instrumentos de destreza eran tabú, aunque un rudimentario conocimiento
era preferible para evitar daños serios. Las canciones eran más rápidas
que la luz, las letras se repetían hasta la saciedad y la banda tenía
espasmos después de dos minutos. El tono de las canciones iba entre odio y
aburrimiento, los cantantes escupían su rabia a la sociedad, familia, pais,
a todo con monotonía.
Era importante ser joven y asqueroso, para enfatizar la insatisfacción con
el mundo adulto de alrededor con las ropas rotas que llevaban y la música
inarticulada. Podría haber sido ordinario, pero trajo otra vez un
sentimiento y pasión por el rock´n roll. Temporalmente cortó la armada de
mentes, contables, trabajadores, expertos en tasas y hombres de negocios
los que mantuvieron a las super estrellas aisladas de sus fans, y le
dieron a la banda y a la audiencia unos roles equitativos durante las
actuaciones.
El embrión de Dire Straits se formó de los dos campos, el talento musical
de una parte y la pasión de la otra. Escribieron y tocaron canciones con
mucha fuerza en un momento en que esa música no estaba de moda.
Inevitablemente, tuvieron que hacer su primer debut en un festival de
punk. Utilizaron el nombre de la antigua banda de Mark, Café Racers –Dave
tenía incluso camisetas con el nombre –y tocaron en la grasienta zona
detrás de Farrar House en Julio de 1977.
John sonríe: “Eran unas 30 bandas de punk aquel día. Todos caminaban por
la calle con tambores, cubos, guitarras con tres cuerdas –era el grupo más
vergonzoso de músicos que nunca había visto. En realidad no los llamaría
músicos, estaban allí para reírse.
“Se levantaban y empezaban a cantar “mi viejo es un cerdo y odio a mi
jodida madre” –todo esto desentonando. Nadie aplaudía con lo que la banda
paraba y decía “Vamos a hacer el jodido bis ahora, vais a aplaudir o qué,
bastardos?, bien, lo vamos a hacer de todos modos. Onetwofreefour y salía
otra canción. Todo esto era regocijante”.
Los Racers tocaron una media hora, antes de Squeeze, que era la banda más
importante en Deptford por aquellos días. El set incluía originales como
“Sultans of Swing”, “Down to the Waterline”, “Southbound again” y “In the
gallery” mezclado con algunas canciones de Ry Cooper y la canción de
Brenda Lee “Sweet Nothin´s”. La deliciosa “Wild West End” con Mark en su
National se perdió por toda la audiencia, como si un viento fuerte se
hubiese llevado parte de la música.
“Fue un buen concierto, lo pasamos muy bien” recuerda Dave.
Su segunda aparición fue poco después. Y en la Deptford Albany, como
teloneros de Squeeze, la banda tenía un nuevo nombre.
John explica: “estábamos buscando nombre todo el tiempo. Un amigo de Pick
sugirió Dire Straits, principalmente refiriéndose a nuestras situación
financiera y todos dijimos: “ese nombre es genial!” Pero fuimos los únicos
que pensamos así. El resto de la gente pensaba que era terrible. La
primera vez que conocimos a Ed Bicknell dijo: “Podeis cambiar el nombre?”
Y Johny Stainze de Phonogram dijo “la banda es genial. Pero el nombre –qué
vamos a hacer con ese nombre?”.
Siguieron más conciertos, pero era una existencia precaria, especialmente
después de que Mark dejase su trabajo. Era difícil encontrar trabajo como
John, que pasaba mucho tiempo buscando donde poder hacer conciertos, pudo
notar. “Llamaba a Hope & Anchor y gente así y me preguntaban si éramos una
banda de punk. Cuando les decía que no, me decían: “lo siento, sólo
cogemos bandas de punk”. La gente no estaba interesada en bandas de rock´n
roll rítmico tocando sus propias canciones. Querían a alguien que iba a ir
y a escupir sobre todo el mundo”.
La economía de tocar en los pubs pequeños de Londres era comer lo que se
ganaba. Unas ganancias de 50 libras era alquilar un PA y gasolina; un
concierto de 75 libras necesitaba un PA más grande, lo que suponía un
coste más alto y la banda acababa con suerte con 3 ó 4 libras limpias por
noche de concierto, lo cual era como una semana de trabajo.
“Fue bastante duro durante un tiempo pagar la renta” dice John. “Solía
cocinar un poco en el piso. Solía hacer esos grandes stews y sopa de
lentejas, cosas así, que aguantaban durante un tiempo”.
Mark añade: “habíamos dejado nuestros trabajos para darlo todo por la
banda, pensando, que demonios, esto es en lo que realmente creemos y esto
es lo que realmente queremos hacer. Y eso fue lo que hicimos. Era de
verdad un acto concertado de querer algo, y tuvimos que conducir mucho.
John y yo nos movíamos mucho intentando conseguir cosas, conseguir cables,
conseguir amplificadores y altavoces arreglados, reservando los
conciertos. Fue muy bueno que tuviese a John conmigo entonces porque nos
animábamos a intentarlo con más fuerza”.
Los ahorros más potentes se guardaban para grabar una demo en los Estudios
Pathway aquel verano.
“Es un estudio pequeño en Islington” explica Chas Herington, ahora a cargo
de las luces de Dire Straits. “Yo trabajaba allí como ingeniero y
reservaron un fin de semana como los Café Racers. Tocaron 4 canciones. El
resto de la gente estaba haciendo cosas de la nueva ola y yo estaba
haciendo muchos actos de Staff –the Dammed, Wreckless Eric, gente de ese
tipo”.
Las canciones que tocaron fueron “Sultans of Swing” –para aquellos que la
han oído es la mejor versión grabada –“Wild West End”, “Down to the
Waterline” y “Water of Love”, donde todas fueron grabadas otra vez en el
primer album. También hicieron “Sacred Loving”, una canción escrita por
Dave que pronto salió del set.
El problema sobre qué hacer con la cinta fue solucionado cuando John se
acordó de Charlie Gillet, al cual él llamó para pedirle consejo cuando él
y su ex novia estaban abriendo la tienda de discos. Charlie presentaba un
programa en la Radio BBC de Londres, que se emitía a mediodía los
domingos, y que tenía una reputación excelente porque ponía música que no
estaba de moda en esos momentos pero era de calidad, incluyendo cintas que
le enviaban las nuevas bandas. John le mandó la cinta de los Straits para
que le diese su opinión, pero Charlie quedó impresionado y la puso una y
otra vez en la radio aquel domingo sin decírselo a la banda que estaban
ayudando a un amigo a mover los muebles de su apartamento con lo que se
perdieron el programa.
Hubo una reacción inmediata. Varios hombres de la compañía de discos A&R
escucharon la cinta y quedaron muy impresionados. John Stainze de
Phonogram estaba en la ducha, salió y se quedó mirando la radio, mojando
la alfombra. Otra persona de la A&R conducía por las afueras de Londres,
paró su coche en la cuneta porque iba perdiendo la señal de emisión
conforme seguía conduciendo. La cinta siguió en la radio durante varias
semanas y pronto tuvieron una considerable cola de ejecutivos de compañías
de discos esperando para ver a Dire Straits en acción.
Dave recuerda la
excitación: “Charlie puso aquella cinta hasta la saciedad en la radio.
Vaya que si lo hizo. Y la ponía con una actitud como: “Ahora, para,
escucha, esta es lo más importante que tengo para poneros hoy”. Fue como
ganasr al billar –cuantas bandas consiguen algo así? Hoy en día, que
pongan una demo en la radio no es nada del otro mundo, pero por aquel
entonces era realmente algo importante.
“Charlie nos hizo un gran favor. Estaba muy enfadado porque no consiguió
que firmásemos con su compañía, pero fue muy honesto diciendo que el pensó
que una compañía más grande nos haría mucho bien. Podría haber venido y
haber dicho “mirad, os pongo la cinta en la radio si hacemos un trato”.
Pero no hizo nada de eso. Fue genial. Fue el mejor descanso que una banda
puede esperar”.
Hubo un murmullo definitivo en el aire sobre la banda a partir de ese
momento. Los críticos de música fueron a los conciertos, aunque las
entrevistas primeras iban principalmente sobre quien era la mayor
influencia de Mark. Los principales eran J.J. Cale y Ry Cooper, ambos
guitarristas que utilizaban un estilo parecido aunque Captain Beefheart,
Randy Newman, Lou Reed, Bruce Springsteen, Little FEat y Eric Clapton
también estaban ahí. La opinión generalizada era que la banda era
americana en sonido y en estilo, lo cual era la completa antitesis de la
mayoria de la música que se tocaba en Londres por aquellos tiempos.
Por las noches, la cantidad de trabajo empezó a aumentar. Durante el día,
John y Mark iban de compañía de discos en compañía de discos, escuchando
ofertas, hablando de un futuro.
Particularmente John, sabía que este era un momento crucial. “Queríamos
saber algo sobre los negocios de las compañías de discos. Cuando no sabes
nada y todo el mundo te dice que la cinta es lo mejor que han escuchado
desde el pan cortado, piensas, “Que está pasando aquí? Nos volvimos muy
cuidadosos. Al final de cada día nos solíamos sentar y hablar sobre todo
ello hasta que nos dábamos cuenta de lo que queríamos. Todos los tratos
que se estaban haciendo eran de cómo mucho un album, pero nosotros
queríamos por lo menos cuatro o cinco albums para que la banda tuviese
tiempo a desarrollarse”.
Las compañías de discos estaban impacientes para firmar con Dire Straits
–pero con sus propias condiciones. Uno nos ofreció 1.500 libras para
grabar el primer album, lo cual hubiese sido “tirarlo a la pared para ver
si se pega”. Otra les llenó de bebidas y drogas para conseguir que
firmasen en la linea de puntos.
Dave recuerda viendo a un hombre de la A&R en un concierto en King´s Head
en Islington con los ojos cerrados y su cabeza alta. Obviamente estaba en
un estado de éxtasis porque pensaba que iban a firmar con nosotros.
Recuerdo pensar, que esto no iba nada mal. Pero no tenía la experiencia
para compararlo con nada más. No sabía que el que saliese bien en un
concierto en un pub de rock significaba mucho. Yo pensaba que éramos
buenos, pero simplemente te climatizas a hacer buena música; no sabía si
esto llegaría a alguna parte”.
Por recomendación del periodista Richard Williams, la banda se fue a ver
al abogado Robert Allan, quien retomó las negociaciones. Finalmente
consiguieron un trato aceptable con Phonogram y firmaron en el otoño de
1977, para el gusto de John Stainze, que había presionado bastante el
caso. Como resultado, Mark consiguió un contrato de publicación de sus
canciones con Rondor.
Contrariamente a la opinión popular, las bandas no se vuelven millonarias
de un día para otro tan pronto como firman un contrato con la
discográfica; en el caso de Dire Straits , la cifra de seis números por la
que fue supuesto en un principio, no existía de momento. El trato fue de
cualquier modo, un buen trato y bastante inusual para una banda nueva y
que les permitía 3 albums antes de que la compañía decidiese deshacerse de
ellos.
La banda recibió algún dinero al firmar, pero la mayoría de ese dinero se
fue para pagar la grabación del disco –más de 25.000 libras sin bases
recuperables, esto es, sin ninguno de los costes que venían de los
royalties de la banda. (Subsecuentemente, el contrato fue re-negociado y
los tres primeros albums costaron más de 150.000 libras de hacer; el
cuarto Love Over Gold solo, costó unas 110.000 libras).
La necesidad urgente de Dire Straits ahora mismo era conseguir un manager
que les organizase sus carreras y les ayudasen a salir de los pubs y clubs
y hacer giras de verdad. John Stainze contactó a Ed Bicknell a principios
de Diciembre de 1977 para decir que Phonogram había firmado con Dire
Straits y necesitaban un agente para conseguirles conciertos.
Ed estaba trabajando con la agencia NEMS, principalmente consiguiendo
giras para actos de la nueva ola americana. Un batería que tocaba en una
banda con John Whetton (ahora con Asia) el cual se fue a Mogul Thrash y
luego se convirtió en Average White Band –donde Ed y John fueron
despedidos por no ser escoceses.
El se convirtió en agente y consiguió escalar en su carrera haciendo de
manager para un par de bandas comerciales sin demasiado éxito, Isotope y
The Surprise Sisters.
Su carrera estaba en lo más bajo cuando recibió la llamada de John.
“Pensaba en dejar el mundo de la música. Acababa de hacer una gira con
Richard Hell y The Void-Oids que casi acabó conmigo. Fue el peor grupo con
el que he tenido que ver”.
Ed se fue a las oficinas de Phonogram, escuchó la cinta de Charlie Gillet
y quedó impresionada inmediatamente. Fui invitado a cenar –“la comida
griega más barata que he comido en mi vida –y llevado a Dingwalls, el club
en el norte de Londres. En cuanto entraron, Dire Straits ya estaban con su
primera canción “Down to the Waterline”.
“Lo primero que noté fue que no era necesario estar al fondo de la sala;
eran muy tranquilos. Acababa de hacer The Ramones, que fueron
ensordecedores. Te empapabas de su música tan pronto como entrabas en el
local –podías incluso caminar hacia delante del todo sin que te empujasen
por la espalda.
“La segunda cosa que noté fue que Mark estaba tocando una Stratocaster
roja, que inmediatamente me hizo pensar en Hank Marvin, al cual había
idolatrado en los sesenta. Y de una forma u otra, fui atraído por sus
canciones. Lo que estaban tocando fue lo que consecuentemente salió en su
primer LP, más algunas canciones. Esencialmente estaban haciendo un tipo
de música americana, cosas como “Eastbound Train”, “Southbound again” y la
versión jazzy de Chuck Berry, “Nadine”.
“En la segunda o tercera canción me fui hacia Stainze y le dije: “me
gustaría ser el manager de esta banda, son geniales. Te digo una cosa John,
te daría el 5% de lo que haga con ellos, pero consígueme este grupo”. Y él
me dijo: “Joder Ed, eso no es necesario!”. Estaba muy excitado –no sabía
como hacerlo para tenerlos. El concierto terminó y Stainze me llevó a lo
que se suponía que eran los camerinos. Cuando entré, me caí encima de la
Strat roja. Y todos me miraron como diciendo “Qué está haciendo este
perro?”.
John afirma: “Llevaba ese abrigo con el cuello de piel y el pelo blanco”
Al día siguiente, Mark, John y Dave fueron a la oficina de Ed., la cual
había sido transformada rápidamente en una oficina de un gran manager.
“Hice que mi secretaria hiciese sonar el teléfono muy a menudo para dar la
impresión de que recibía muchas llamadas, y cogía el teléfono y decía “Ni
de coñas! 5.000 libras!! Ellos estaban sentados en esas sillas de plástico
encantados con todo esto”.
Ed estaba en aquellos momentos reservando una gira británica con Talking
Heads, y le ofreció a los Straits ser los teloneros. Les dio copias del
disco de los Heads del 77 y los tres músicos salieron de allí para pensar
la oferta. Dave estaba renuente; Mark and John pensaron que Ed estaba
completamente loco, pero parecía saber lo que estaba haciendo. Lo llamaron
al día siguiente y aceptaron; las ruedas se acababan de poner en
movimiento.
“Lo que les dije que nunca deberían hacer, que he oído fue la razón por la
que vinieron conmigo, fue que nunca deberían firmar un contrato de agencia
con nadie más sólo NEMS. Esto les impresionó aparentemente. Para mi era
posible ser el manager de Dire Straits mientras que todavía trabajaba para
NEMS desde diciembre de 1977 hasta Febrero de 1979 y al irme virtualmente
nadie sabía lo que estaba pasando. Y utilicé su nombre, sus teléfonos, su
telex, sus secretarias.
“Pasa muy a menudo que la gente de las agencias terminan siendo managers
de diferentes artistas bien porque no tienen manager o porque el que
tienen es un incompetente. Quiero decir que de los managers con los que
trabajábamos desde allí, diría que un buen 70% eran totalmente
incompetentes, con lo que siempre acababas haciendo su trabajo. Por
ejemplo, en aquel punto, ninguno de los actos de The Sire tenía manager.
Lo único que lamento del éxito de los Straits fue que perdí a Talking Head
por falta de tiempo”.
La gira con los Talking Heads empezó el 20 de Enero de 1978: a los Straits
se le pagaban 50 libras por noche por un set de 50 minutos. Ambas bandas
se quedaban en los mismos hoteles, viajaban en el mismo bus y usaban el
mismo equipo. No era una vida de lujo pero desde luego mucho más que a lo
que estaban acostumbrados los Straits. La verdad es que fue divertido.
John es entusiasta: “Trabajar con los Talking Heads fue genial.
Conseguíamos tener pruebas de sonido que era casi impensable para unos
teloneros. Teníamos bises casi todas las noches y funcionaba bastante
bien. Tocábamos conciertos medianos, nada gigantesco. Una universidad con
unas mil personas era lo máximo, creo”.
Ed le da la razón: “Fue una gira muy feliz. Las bandas habían tocado
juntas subsecuentemente en estivales y eran muy buenos amigos. Creo que
los Straits estaban un poco atónitos por el hecho de que Tina Weymouth
nunca había cambiado las cuerdas de su bajo. Los Heads vieron a los
Straits cambiando las cuerdas de sus guitarras una noche y creo que David
Byrne o Jerry Harrison les preguntó por que lo hacían. Cuando examinaron
las guitarras de los Heads vieron todas estas cuerdas oxidadas porque
tampoco las limpiaban. Después de aquello, los Heads empezaron a comprar
cuerdas y a limpiar sus guitarras”.
Al estar con las dos bandas, Ed estuvo con ellos de gira y tuvo la
oportunidad de conocer sus nuevos cargos.
“Me gustaron todos el día
en que los conocí, pero pronto fue muy aparente que cada uno tenía su
pequeña caja. Mark siempre parecía un poco el raro, principalmente por su
manera de hablar, que es con largas pausas. Tenía una forma muy especial
de expresarse, con lo que nunca estabas seguro del todo de lo que pasaba
por su cabeza o si quería decir algo diferente. Podrías estar hablando y
de momento el diría algo que no tiene nada que ver con lo que se estaba
hablando en ese momento.
“David sufría del síndrome del hermano menor. Esto se manifestaba en él
quejándose todo el tiempo –creo que era porque el no podía hacer un gran
impacto musical en el contexto en el que estaba por aquellos tiempos. Y
esto continuó durante todo el tiempo que estuvo en el grupo. Mientras que
nos hacíamos más y más famosos, sus quejas se hacían peores y peores. Pero
incluso entonces se quejaba de los monitores, o los amplis o el hecho de
que Chris y Tina estuviesen sentados junto a la calefacción en el autobús.
No le gustaba el hotel, o lo que fuese.
“La cabeza de John siempre estaba por encima, lo llevaba todo. Sabía
exactamente de los negocios del grupo. Puede que él no sea el Jaco
Pastorius del rock, pero ha hecho una gran contribución. Es casi como una
punto centrífugo que todo el mundo gira, porque saben que tendrá esa
actitud sensible hacia todo. Entiende de dinero y cosas así –por ejemplo,
él llevaba la contabilidad en trocitos de papel con un lápiz. El es
probablemente el que más se parece a mi. Puedo llamarle y discutir la
devolución del IVA con él, algo en lo que Mark nunca estaría interesado –y
tampoco hay razón para que lo esté, por supuesto.
“Pero es muy práctico tener a una persona en la operación en la que todos
confían. Quiero decir, que confían en mi, pero él estaba en su propio
campo –él sabía que no estaba robando dinero de ellos, o que Joe Bloggs no
es el promotor.
“Pick era un misterio –todavía lo es de alguna forma. La experiencia de
Pick en grupos había consistido en encantamientos con gente como Dave
Edmundo, toando “Sabre Dance” más y más rápido, y Bert Jansch y Ralph
McTell y todo ese tipo de cosas. Creo que Pick probablemente volvió a
mirar a sus años musicales formativos. El estaba encantado. Creo que una
de las razones de por que ha vuelto a Rockfield es porque fue uno de los
periodos más felices de su vida. Pero probablemente estaba en la miseria,
viviendo de latas de judías y consiguiendo 5 libras a la semana en las
sesiones con Bert Jansch.
“Siempre estaba un poco apartado de los otros tres. Además de eso, John,
David y Mark vivían en la misma casa, Pick llegó a la banda el último, era
mayor que los otros y tenía más experiencias con bandas que los otros.
Creo que él era más amargo por todas las cosas que le habían pasado. De
cualquier modo estaba un poco más separado de los otros tres y conforme
pasaban los años, esto se fue haciendo más obvio. Por ejemplo, él nunca
venía a las reuniones, no expresaba ningún contento o entusiasmo sobre
nada. Con los otros, habían un interés genuino en la forma en que se
desarrollaba su carrera y lo que pasaba a la música que estaban creando.
Pick nunca tuvo eso, en realidad.
“La banda estaba estructurada muy democráticamente, lo cual no funciona.
En algunas bandas, la razón por que el bajo consigue su horrible canción
en la cara dos es porque es democrático. No funciona de esa forma. Supongo
que en un sentido era más democrático musicalmente de lo que es ahora,
pero entonces, la música era más simple”.
John dice: “creo que siempre estuvo en el fondo de mi cabeza, que la banda
siempre sería un vehículo para las canciones de Mark. Esa es la forma en
la que empezó, la forma en la que se desarrolló y la forma en que
presumiblemente seguirá hasta que pase algo más. No me importa. Creo que
una de las razones por las que una banda se hace famosa y mantiene ese
éxito es que hay algo con lo que la gente se puede sentir identificada.
Pienso que puede ser un poco confuso si tienes una banda democrática donde
cada uno hace sus propias canciones. Para una mayoría de gente, su interés
por la música es periférico, con lo que necesitan un centro, un punto
focal”.
Mientras que la banda formaba su camino por el país con Talking Heads, la
búsqueda se centraba en un productor para el primer album, no era una
tarea fácil para una banda que no era conocida tocando música que no
estaba de moda.
La lista corta se componía de dos nombres: Pete Gage que solía tocar con
Vinegar Joe, y Muff Winwood. El hermano de Steve Winwoodhabía sido miembro
del Spencer Davis Group que había tenido una serie de éxitos durante los
sesenta, incluido el clásico de “Gimme some Loving” y era un productor
respetable. Winwood tenía tiempo y los Straits fueron a los Estudios
Island, en Basing Street, al oeste de Londres el 14 de Febrero.
El material era básicamente el mismo de los conciertos, aunque se
omitieron un par de canciones: “Sacred Loving” de la demo original; Nadine
de Chuck Berry; “Real Girl”, una canción divertida con las letras basadas
en un anuncio de la revista londinense Time Out y “Eastbound Train”, un
boggie directo que apareció después en un album recopilatorio y como la
cara B de “Sultans of Swing”.
John continúa: “Nos dieron tres semanas para hacer todo el album, lo que
por aquellos tiempos parecía muchísimo tiempo para utilizar el estudio,
pero por supuesto, resultó que necesitamos una semana más y después de
pelear por ella, la conseguimos. Conocíamos todas las canciones
virtualmente, pero cuando llegamos a los estudios, tuvimos que empezar
desde abajo y trabajarlas todas de nuevo. Y cuando las despellejamos del
todo sonaban mucho mejor, por eso las dejamos así”.
Ed dice: “Las dos cosas que recuerdo es que Muff le decía constantemente a
Pick de tocar tiempos en vez de llenos, y Pick estaba hasta las narices de
todo esto. Y la otra coas era que Muff seguía diciéndoles: “Si os
compenetráis lo vais a hacer bien, chicos. No os preocupéis e intentad
compenetraros” .
“De la fortuita forma que todo esto estaba pasando, Muff tenía su tiempo
de estudio y su presupuesto y estoy seguro que tuvo que ver con su
actitud: “Vamos a grabar esto ya”. Quiero decir, el aceptó 500 libras por
adelantado en vez de el 50% del royalty, lo cual consecuentemente fue un
montón de dinero. El es muy filosófico al respecto.
“No habían muchas ideas que los de fuera pudieran dar sobre el album, en
realidad. Las canciones se sujetaban por si mismas. Nadie vino a decirles
de poner un sintetizador. John Steinze intentaría meter un par de ideas y
Muff también, pero básicamente, lo que grabaron fue lo que estaban tocando
en la gira. Si se hubiese hecho un disco en directo, no hubiese habido
casi diferencia.
“Yo no influencio la elección de las canciones. Puedo ir a los ensayos y
decir: “no creo que esta canción funciona” o lo que sea, pero generalmente
hablar por aquel entonces sobre música dependía de ellos. Ahora depende de
Mark. Phonogram nunca ha interferido artísticamente pero desde el
principio, hemos hecho las cosas a nuestra manera. Es un poco como si
fuésemos un pequeño planeta que está unido con el cordón umbilical a
Phonogram, enviamos la música y ellos nos envían los discos”.
Dire Straits el album debut es una realización increíble. Incluso hoy en
día, la música suena fresca e inspirada. En aquel tiempo fue una
revelación, relajante y estimulante, cuando todo lo de alrededor intentaba
reclamar atención expresándolo con riffs repetitivos hasta la saciedad.
Era el calor, sentimiento sin complicaciones de lo mejor de la música
americana del momento, ecléctico en sus influencias. Viene del rock´n rol,
country y blues pero se queda líricamente y vocalmente muy británico. El
como tocan, más acusado en Mark, por supuesto, es sin protestar pero
inspirado. Por primera vez en años había aparecido un guitarrista que
tenía algo fresco que decir. Si hay algo, es la modestia de la guitarra
principal, elevando los momentos más dramáticos con pausas antes que
llenar cada vacío con acordes.
Lo que más hay que destacar, es que este album es un album de canciones
melódicas y con fuerza. Todo lo demás está ahí para servirlas. El album
está hecho de forma cronológica, una secuencia de eventos en la vida de
Mark. La canción de apertura “Down to the Waterline”, vuelta a las
memorias de Mark paseando por el río Tyne. Las cuatro canciones restantes
de la primera cara se refiere a infelices historias de amor, lo más
probable es que viniesen de la ruptura de su matrimonio.
De este modo, en la suave “Water of Love” canta: Una vez tuve una mujer
que pude decir que era mía/ Una vez tuve una mujer, pero esa mujer se fue.
En la cortante “Setting me up”: Todo lo que querías era un poco de
acción/Ahora hablas de otro hombre. En la obsesiva “Six-blade Knife”: Todo
el mundo tiene un cuchillo que puede ser lo que quieran que sea/ una
aguja, una mujer o algo que no puedes ver. En “Southbound again” empieza:
Aquella mujer con su amante/ él no quiere volver a ver su cara otra vez,
pero termina con una nota optimista: Ahora mismo estoy harto de vivir/
pero voy a seguir intentándolo.
La cara dos lleva la historia a Londres, con “Sultans of Swing” la canción
más infecciosa y memorable del disco. Sigue con “In the Gallery” inspirada
en una visita a una galería de arte con John pero también hecha a raiz de
un amigo escultor. Y hay dos canciones ricas en imágenes sacadas de los
paseos de Mark en la capital: “Wild West End” una de las favoritas de los
tempranos días de Dire Straits y “Lions” escrita al tiempo que se grabó.
Pero las canciones tienen más dentro que una perspectiva personal de Mark,
su vida y sus sentimientos: hay un mensaje universal. “Sultans” por
ejemplo es un retrato acusado de una específica banda amateur pero que
comunica la alegría de todos los músicos en crear y comunicar. Fue un
debut que prometía mucho bueno para el futuro.
Con el album en la lata, una pequeña fiesta para celebrar que habían
terminado la grabación para los miembros de la banda y la compañía de
discos en un pequeño restaurante en Portobello Road. Tenían algo que
celebrar. |