MUSICIAN MAGAZINE '85
September 1985, Written by Bill Flanagan

 

Musician: por qué crees que los ingleses han producido muchos de nuestros grandes guitarristas del rock?

Knopfler: quizás sientan más afección, amor –una mística para discos que viene de muy lejos. Si tienes treinta años y eres inglés, has crecido con el beat de la música, Radio Luxembourg, rockabilly.... Yo tocaba rockabilly cada noche con un grupo llamado los Cafe Racers antes de formar la banda. Hacíamos cosas como “Move it”, “Good morning little Schoolgirl”, “Gloria”, “Red Hot” –una mezcla de viejo rock, blues y rockabilly. Hay un determinado sentimiento que viene de ese tipo de música que absorves y utilizas en tu propio trabajo. Si escuchas “Expresso Love”, la figura de la guitarra que corre durante los primeros versos tiene un sentimiento rockabilly. La clave para ese sonido , que es la que le da ese swing, tiene que ver con el batería que mantiene sus muñecas sueltas y flexibles, no como ese acercamiento tieso que se usa mucho en el rock convencional.

Musician: eres consciente de que incorporas ese tipo de cosas en tu trabajo actual?
Knopfler: no lo tratas con nostalgia –no vas a hacerlo de la misma forma que determinados músicos británicos. Ni siquiera vas a escribir de la misma forma. Lo que intentas es proyectar el amor que sientes por la música durante tu infancia...

Musician: cuando antes estábamos hablando, dijiste que considerabas tus canciones, más importantes que tus solos de guitarra, lo cual me sorprendió.
Knopfler: la canción es lo principal –todo lo demás debería ser subordinado a ella. Hacer solos nunca debería ser una excusa para demostrar la virtuosa técnica. Se supone que tiene que complementar –en extensión –a la canción en concreto. Por ejemplo, cuando hablaste antes sobre los Rolling Stones, me recordó que estás hablando de realmente genial rock and roll, pero yo nunca escucho a los Rolling Stones y me pregunto –Dios santo, dónde está el solo?...

Musician: algunos guitarristas sienten que la guitarra es un medio bastante limitado comparado con el piano.
Knopfler: Hasta que trabajé con teclados solía pensar que la guitarra lo tenía todo: notas bajas, notas para solos, ritmos, lo cual es verdad, y por supuesto puedes curvar noitas. En términos de expresión, una voz no tiene notas segmentadas de la misma forma que el piano -puede subir o bajar una escala –y en la medida en que una guitarra puede duplicar eso, tiene más ventajas que un piano. Pero hay algo sobre la forma de expresarse del piano que me fascina. Todo vuelve a la idea de expandir las posibilidades de orquesta dentro de la banda...

Musician: una de las cosas que se dicen de vosotros es que estáis muy bien formados. Tu, por ejemplo, eres un ex-profesero de universidad y periodista, lo cual no es la típica imagen de alguien que hace rock and roll. Tengo curiosidad por saber como chicos como vosotros reaccionaron a lo que fue el éxito y la rutina de la fama.
Knopfler: Creo que hemos tenido más suerte que los demás por esto de tener unos treinta años. Tu personalidad está casi formada y has tenido que aprender para expresarte en términos de tu personalidad antes –para aceptarte a ti mismo –con lo que no hay mucha diferencia después de eso, da igual lo que pase... no quiere decir que no lo disfrutemos... yo recomendaría fama y fortuna a todo el mundo. No hay nada mejor que sentarte en una piscina de estilo clásico en las Bahamas y hablar con un periodista. Es mejor que estar solo e irte a la cama y tener que leer Agatha Christie en alguna cama en Chippenham donde tienes que ir al entrenamiento de profesores al día siguiente

“Me gustaría dejar estas pequeñas excursiones componiendo bandas sonoras y produciendo a otras personas y sólo estar de gira con la banda y hacer otro disco con Dire Straits. Para mi la banda es lo mejor. Siempre lo he disfrutado más que cualquier otra cosa. Y por supuesto, ya sabes que soy muy lento. Tengo que hacer todas estas otras cosas para averiguar cuanto significa la banda para mi”. Knopfler se rie. “Soy tan lento que tengo que golpearme sobre la cabeza más de una vez: tengo que aprender todos los rollos de la producción de un disco para averiguar que no se me da bien lo de producir. Es cuando ensayo con la banda que estoy realmente conectado con lo que está pasando. Ahí es cuando realmente estoy feliz. Hacer un disco es maravilloso cuando está pasando. Pero cuando no pasa –por cualquier razón –puede ser un dolor diabólico”.

Un dolor diabólico, que llegó a la edición del Brothers in Arms, fue una hornada de una cinta grabada que llevaba tres canciones mientras que Knopfler y compañía estaban grabando en el Caribe. Eso devolvió el antiguo plan en una buena semana. Ahora parece que una de las super computerizadas centrales eléctricas ha perdido el solo de sayo de Michael Brecker en la jazzera “Your latest trick”. El productor Neil Dorfsman tiene a Brecker al teléfono y este tiene que volver al estudio. Knopfler, intentando evitar el zumbido de pánico en el aire, va a la siguiente habitación y empieza a guiar a la banda por “Six Blade Knife” una canción del primer disco de Dire Straits que la mayoría del grupo actual no ha tocado antes.
Brecker llega a la habitación de control y ajusta su saxo mientras que Dorfsman golpea los enchufes y botones de golpe como Han Solo buscando su energía de golpe. De momento la alegría ilumina la cara del productor. El solo perdido de Brecker ha sido recuperado del laberinto de la memoria del ordenador. El saxofonista escucha encantado, mientras que Dorfsman explica la compleja mecánica de la recuperación. Dos cristales separadores más hacia delante, Dire Straits han encontrado su camino en el ritmo blusero de “Six Blade Knife”. La cara de Knopfler irradia felicidad.